Durante una declaración televisada tras reunirse con una delegación de inteligencia surcoreana en Bruselas, Rutte afirmó que el despliegue refleja la «creciente desesperación» de Vladimir Putin en el conflicto, y lo calificó como una violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
Rutte señaló que el presidente ruso enfrenta un desgaste considerable de sus fuerzas, con más de 600.000 soldados rusos muertos o heridos en Ucrania, y añadió que el Kremlin no puede mantener su asalto sin el apoyo extranjero. Además, mencionó que el promedio de bajas diarias en agosto se ubicó en 1.187, según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido.
La participación de Corea del Norte marca una «peligrosa expansión» de la guerra, según Rutte. La semana pasada, el servicio de inteligencia militar de Ucrania había informado sobre la presencia de soldados norcoreanos en Kursk, mientras que Estados Unidos también indicó que al menos 3.000 tropas norcoreanas habían sido enviadas a Rusia.
Aunque el Kremlin inicialmente rechazó estas afirmaciones, Putin no negó explícitamente el envío de tropas en la reciente cumbre de los BRICS. Corea del Norte, por su parte, sostuvo que cualquier despliegue en Rusia estaría en línea con el derecho internacional, aunque evitó confirmar oficialmente el envío de sus tropas.