La operación, ejecutada por la Fuerza Aérea de Israel (IAF), tuvo como objetivo el Cuartel General Central de Hezbollah, ubicado bajo un edificio residencial en el área de Dahye. Junto a Nasrallah, también fue abatido Ali Karki, comandante del Frente Sur de Hezbollah, y otros altos cargos del grupo terrorista.
El portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Nadav Shoshani, confirmó la noticia a través de un comunicado, subrayando que la eliminación de Nasrallah es un mensaje claro para quienes promueven actividades terroristas contra Israel. Hezbollah también confirmó la muerte de su líder tras haber perdido contacto con él desde la noche del viernes.
Nasrallah y el liderazgo de Hezbollah
Nasrallah, de 64 años, fue uno de los fundadores de Hezbollah en 1982, organización que creció hasta convertirse en una fuerza militar y política influyente en el Líbano, respaldada por el apoyo financiero de Irán. Bajo su mando, Hezbollah jugó un papel central en la política libanesa y en la resistencia contra Israel, siendo protagonista de numerosos conflictos en la región.
El ataque que terminó con su vida fue el resultado de un minucioso trabajo de inteligencia, en el que las FDI y agencias de seguridad israelíes identificaron el paradero del líder extremista, quien en ese momento se encontraba planeando nuevas operaciones terroristas.
Con su muerte, Hezbollah enfrenta una situación incierta en un momento de crisis económica en Líbano y de cambios geopolíticos en la región. A lo largo de su vida, Nasrallah se consolidó como una figura de resistencia dentro del mundo chiita, sobre todo después de la retirada israelí del sur del Líbano en 2000, lo que fortaleció su legitimidad entre sus seguidores.
Este golpe significativo a Hezbollah pone en duda la estabilidad del grupo en los próximos meses y podría alterar el equilibrio de poder tanto en Líbano como en la región.