Con una derrota por 5-0, las aspiraciones de los aurinegros de llegar a la final quedaron seriamente comprometidas, a pesar de que aún resta el partido de vuelta.
Dominio brasileño desde el inicio
El partido comenzó con Botafogo presionando alto y controlando el ritmo. Peñarol, condicionado por la cancha sintética, intentó mantener el balón lejos de su área con balones largos. Sin embargo, el equipo local manejaba el juego con comodidad. A los 12 minutos, Luiz Henrique recibió una amarilla tras un fuerte codazo a Leonardo Fernández, lo que marcó el tono físico del encuentro.
Peñarol tuvo algunas chances aisladas, como un centro de Fernández que Darias no pudo conectar y un remate de Maximiliano Silvera que exigió una gran atajada del arquero Jhon. Por su parte, Botafogo comenzaba a mostrar su peligro con la sociedad entre Vitinho y Savarino por la banda derecha.
El primer tiempo terminó sin goles, aunque con Botafogo dando señales de lo que vendría en la segunda mitad. Luiz Henrique, con un potente remate que obligó a Aguerre a lucirse, anticipaba la tormenta que se desataría.
Segundo tiempo: la debacle de Peñarol
En la segunda mitad, Botafogo salió decidido a llevarse el partido. Apenas comenzado el complemento, Savarino puso a prueba nuevamente a Aguerre, quien evitó el primero. Pero, a los 51 minutos, el venezolano abrió el marcador tras un pase filtrado de Luiz Henrique, definiendo con calidad ante el arquero.
A partir de allí, Peñarol no pudo reaccionar. El segundo tanto llegó pronto, cuando Alexander Barboza aprovechó un córner y con tranquilidad definió en el área chica para el 2-0.
Los cambios de Diego Aguirre no lograron cambiar la dinámica del partido. Luiz Henrique lideró un contragolpe letal para asistir a Savarino, quien selló el 3-0. Peñarol se mostró desbordado y desconcentrado.
A los 74’, Luiz Henrique volvió a aparecer, recibiendo un pase de Igor Jesús y picando el balón por encima de Aguerre para marcar el 4-0. El quinto llegó poco después, con un cabezazo de Igor Jesús tras un rebote de Aguerre.
Con un Botafogo superior física y tácticamente, Peñarol no pudo generar peligro real, más allá de un remate aislado de Leonardo Fernández y un cabezazo desviado de Ramírez.
El partido de vuelta, a disputarse en Montevideo, parece ya una formalidad, con un Botafogo que dejó prácticamente sentenciada la serie y un Peñarol que necesitaría una hazaña para revertir la situación.
